Abro una página y al mismo tiempo le doy al play. ¿Has probado a ponerle música a las palabras del libro que tienes entre las manos?
Hay libros que te susurran al oído, que te empapan, te calan hasta los huesos y sus historias se quedan ahí dentro para, el día menos pensado, recordarte que eso existe, que forma parte de una historia de ficción cargada de realidad. Imagina que eres Dios es uno de ellos. Al abrirlo una playlist te sugiere que antes de ponerte a leer te quites todos los prejuicios, que abras la mente y la pongas en blanco para enterarte bien de lo que te va a contar.
Creo que puedo decir que los sentimientos que se apoderaron de mí al leer Imagina que eres Dios fueron, por una parte, la indignación, la rabia, la desesperación porque ocurriera algo ya que organizara el caos y, por otra, la tristeza de saber que detrás de cada palabra no hay una invención pura, sino que ha bebido mucho de la verdad cotidiana.
Ésta es una historia que traspasa las paredes de tu casa para meterte en la que podría ser la de tu vecina, tu prima, tu tía o cualquier otra mujer con la que te cruzas cada día y saludas por pura costumbre y educación. Las líneas nos hacen viajar por una ciudad, por un pueblo, por las calles por las que yo particularmente ando todos los días. Como si de una ruta guiada se tratara nos abre una forma diferente de ver cómo cada unx al pisar el mismo suelo carga con una mochila llena de cuestiones diferentes. A partir de entonces la mirada cambia y ya el rostro afable de esa chica a la que ves en la parada del autobús cada mañana ya no vuelve a parecerte igual.
Imagina que eres Dios es la obra ganadora del IV Premio de Novela Tandaia. Tras mucho andar por la vida, por la literatura y practicar con muy diversos relatos, el autor Guillermo V. Estiballes dio en el clavo. Empezó a hilar una historia que presumía de ser adictiva, y así es. No es solo un rumor, es cierto. Es una novela ágil y contundente a la vez que engancha desde el principio por ese querer saber más, qué va a pasar, qué viene ahora, cómo va a salir de ésta. Entre golpes, lágrimas, gritos, a veces visos de alegría y otras de decepción te va empujando hacia un final imaginable pero sorprendente. Todo contado desde un narrador descriptivo, relajado y paciente que va contando poco a poco la historia de Laura, una joven que vive con su abuela, su padre y un pasado del que parece no saber mucho pero que marca su día a día y designará su futuro. Cada uno tiene muy bien estipulado cuál es su puesto, cuáles son sus acciones y nadie puede cambiarlo. Con unos personajes muy bien perfilados es muy fácil meterse en la trama, creerse un personaje más al que nadie ve pero que es testigo de todas las escenas. Estás fuera de la casa sabiendo lo que Laura hace y al vez pensando qué está ocurriendo en el hogar porque en tu cabeza ya se ha instalado su vida, su cotidianidad y te permites hacer de adivinx diciéndote a ti mismo qué es lo que va a ocurrir antes de leerlo, antes de que el narrador te escupa a la cara con la siguiente escena.
Es fácil de leer pero cuesta digerirla, no por sus palabras, pero sí por su fondo. Está pensada para mentes atrevidas y lectorxs ávidos de una forma diferente de contar la vida. Duele leerla y es inevitable sentirla, pero merece la pena. No pude evitar querer saber qué hay detrás del libro, qué vivencias impulsaron a plasmar toda esta historia sobre el papel y cómo se fue fraguando la vida de Laura, por eso le propuse al autor, Guillermo V. Estiballes, que desnudara su alma de escritor kinki y aquí está todo lo que me ha contado.
- Imagina que eres Dios es tu primera novela publicada y viene con el apellido Tandaia, y es que es la obra ganadora del IV Premio de Novela Tandaia. ¿Cómo fue ese proceso de presentarla a un certamen literario y llegar hasta el final?
Todo vino gracias a la insistencia de mi gran amiga Itziar Tejedor. Nunca creí en la honestidad de los concursos y certámenes pero ella me insistía cada dos por tres. Se pasó mucho tiempo (supongo) buscando y enviándome bases para que concursase con Imagina. Un buen día, hastiado por su insistencia, la hice caso y envié el borrador a éste en concreto y, mira tú por dónde, gané el primer premio.
- ¿Te esperabas este reconocimiento, cómo recibiste la noticia?
En absoluto. Cuando se cerró el plazo para presentar las obras anduve indagando un poco en el concurso. Cuando me enteré que habían sido presentadas más de 200 novelas en ediciones anteriores… te puedes imaginar, me consolé con el típico: lo importante es participar. Antes siquiera de saber que había ganado tuve mi primer subidón de autoestima e, incluso, un pequeñísimo rayo de esperanza. Porque la editorial publicó, una semana antes del fallo, los nombres de las cinco obras finalistas y sus autorías. Ahí fue cuando empecé a indagar en las personas contra las que competía y, madre mía, todas ellas son personas eruditas en letras. Periodistas, lingüistas, académicas, historiadoras… Vamos, que ni de palo. Con estar ahí, entre las cinco primeras, me daba con un canto en los dientes. ¡Hasta salimos a celebrarlo con amigos, como si ya hubiera ganado sólo por estar ahí! Fue a la semana y pico cuando, estando en el trabajo, me llamaron de la editorial para darme la noticia, felicitarme y darme la bienvenida a Tandaia. ¡Imagínate! Casi la lío en el trabajo, de la euforia que sentí…
- Es una historia escrita con rabia, desde dentro, en la que aparecen muchas situaciones que, parecen diferentes, pero que en el fondo tienen algo en común. ¿Cómo surge este libro?
Surge de un taller de escritura al que tuve la suerte de poder asistir, en la Semana Negra de Gijón. Uno de los días apareció, con su aura, la enorme Elia Barceló y nos estuvo dando lecciones sobre cómo escribir juvenil. Como colofón nos encargó una tarea sencilla: para el día siguiente debíamos escribir un relato juvenil, con unas ciertas características muy precisas. Esa misma noche, tras una buena juerga (algo ineludible si participas en SN de uno u otro modo), sentado en un incómodo sillón en la casa del Piles de mi amiga Nat, surgió un relato magnífico titulado Laura. Cuando lo leí al día siguiente en el aula, en lugar de hacer comentarios al respecto, correcciones, consejos, etc., todos se quedaron callados. Ni siquiera Marcelo Luján, el profesor de ese año, quiso hacer comentario alguno. Más tarde, esa misma noche, comentando con los colegas del curso, resultó que nadie había dicho nada, no porque no hubiera nada que decir ni porque no les hubiese gustado, sino que se hizo el silencio porque todos se quedaron clavados a su sitio, impresionados. Piensa que la mayoría… por no decir todos los participantes, escribieron sobre amoríos, exámenes, peleas con amigos y todas esas cosas que suelen aparecer como tema principal en género juvenil y, por lo visto, el abuso hacia una menor no entraba a priori en sus ideas. Al llegar a mi casa convertí ese relato en un capítulo, el segundo de esta historia, dándole un enfoque algo más duro y situándolo ya en la villa del Nervión. De ahí a escribir una novela entera, fue todo vomitar, gritar y llorar hasta tenerla terminada.
- ¿Qué te lleva a contar esta historia?
Aquella noche en el Piles, casualmente, justo cuando me devanaba los sesos buscando el tema en cuestión para el relato del día siguiente, en la aplicación del ordenador (¿Spotifi? Soy un cibertarugo, para que lo sepas) empezó a sonar un tema de Parabellum que me tortura desde que soy chaval: Imaginas. La canción habla sobre Laura, una joven a la que su padre visita por las noches. No sé, se prendió una llama en mi interior y empecé a escribir sobre esa canción sin pensar muy bien en el qué ni en el cómo. Así que podríamos decir que el alcohol y el punk me llevaron a contar la historia de Laura.
- ¿Es una obra de ficción al completo o hay algo de tu realidad en ella?
En todas las casas de cuecen habas y en la mía, a calderadas. Hay algo de realidad, por supuesto. He sufrido mucho escribiendo según qué partes de la historia pero, en realidad, nada comparado con el infierno que se describe aquí.
Como dice mi colega y amigo Román Sanz Mouta: Excepto la realidad, todo está basado en una ficción. Y todos, todos, todos los personajes, son (re)creaciones…
- La violencia está presente casi en cada frase del libro de una manera u otra. ¿Por qué de todas las violencias que hay en el día a día y que pasan desapercibidas y aceptadas por la sociedad, eliges ésta?
Porque si tuviera que escribir en un solo libro sobre todas, incluso sobre, solamente, dos o tres de ellas, el Quijote se quedaría pequeño en extensión. Esta es la Historia de Laura, la historia que Parabellum imaginó y a la que puso música y rabia. No llegué a pensar en salir de ese patrón. Éste es mi homenaje a ese grupo que tantos saltos me hizo dar en su día (y aún hoy también). Y porque, supongo, este tipo de violencia ni siquiera está aflorando en la sociedad. Tenemos la suerte de que poco a poco la gente va tomando consciencia de la continua violencia que se ejerce hacia las mujeres pero, por ahora, poco o nada se habla de la violencia hacia los vástagos. No sé si por ser tabú aún en estos días o porque un chiquillo es prácticamente incapaz de hacerse oír pero, sé de buena tinta que, en la mayoría de las ocasiones, la violencia… el autoritarismo doméstico tanto físico como psicológico, se ejerce antes sobre los pequeños que sobre la mujer. Me atrevo a decir que es la primera batalla a ganar cuando se es un demonio hijo de puta que quiere tener todo bajo su dominio.
- El libro nos invita con una descripción detallada a imaginarnos cómo sucede cada escena. ¿Fue fácil plasmar las situaciones que viven los personajes del libro para hacer a las y los lectores creerse parte de ellas?
Antes he hablado sobre vomitar, gritar y llorar al escribir. Te diré que vivo en pleno monte, rodeado de árboles y matorrales. Bien, pues, a lo largo de la tarea de escribir Imagina, ayudado de un hacha bastante pequeña derribé un pino de algo más de medio metro de diámetro. Era mi vía de escape ante toda la mierda que tenía que sacar de mí para poder imaginar y vivir algunas escenas. Fue duro pero rápido. En cuestión de tres meses, todo había terminado… para el árbol no, él apenas me duró tres o cuatro semanas. Y eso que solamente asestaba tres o cuatro hachazos a cada arrebato. Pido perdón al espíritu de esa inocente criatura, y le doy las gracias también.
- La novela es más que la historia de una chica, es casi una guía no turística de Bilbao, sus barrios e, incluso, de algunas tradiciones. ¿Cabría esta historia en cualquier otro lugar o está intrínsecamente relacionada con el Botxo?
¿Qué si cabría en otro lugar? Y en otra época, otro país, otro continente, otra dimensión e, incluso, otras razas, reales o fantásticas. Imagina que eres Dios se perpetúa cada día, a cada instante, en todas y cada una de las poblaciones humanas, a lo largo de su historia como especie. Ahora mismo, sea cual sea el momento, en multitud de lugares, se está desarrollando una, dos o todas las situaciones que se describen en la novela.
No sólo eso, seguro que a muchas personas les están pasando cosas que ni tú ni yo podríamos llegar a imaginar. Tal es la miseria del ser humano.
- Lo Divino se repite constantemente a lo largo de la novela. Todos los personajes acaban teniendo a Dios en su boca o pensamiento alguna vez. ¿Por qué?
Porque el libro se titula Imagina que eres Dios. Porque, en mi opinión, mucha de la culpa del machismo intrínseco de esta sociedad recae en la religión. Y no sólo me refiero al cristianismo, no. Soy de la opinión que las religiones se inventan con el fin de mantener temerosos a sus creyentes, de establecer normas de conducta a través del miedo y la opresión. Pero, sobre todo, dios está muy presente en esta narración porque la base de ella reside en la abuela y su cesión como ente educador, como ejemplo en la casa. Ella es una mujer creyente, que no temerosa, de su dios y, por ende, todos los que la rodean llevan consigo una base de educación católica.
- ¿Por qué imaginarnos ser Dios? ¿Es un una advertencia para quien se atreva a leer este libro porque va a meterse en él de lleno hasta creerse omnisciente de toda la historia?
No, no lo creo. Imagina que eres Dios es la letra del estribillo de la canción del grupo de Barakaldo. Siempre entendí que imagina que eres dios se refería a que, una persona que somete y tortura a un ser querido, en el fondo, se piensa un dios dentro de su entorno, un ser omnipotente que da y quita a su antojo y al que hay que tener contento y a tu favor porque si no, te castigará. El estribillo final reza: Imaginas que eres dios, imaginas salvación. Imaginas que eres dios, imagínate el perdón, refiriéndose al padre de Laura, la protagonista.
- Cada capítulo está encabezado por un fragmento de una canción, es una idea original que me ha gustado mucho. ¿Cómo se te ocurrió esto?
Al principio, la novela se iba a titular Imagina que eres Dios (una historia de rabia Punk). Quise contar lo que a Laura le sucedía dentro de un contexto callejero muy similar al de mi infancia y juventud: siempre dando botes por el Casco Viejo, por Otxarkoaga, Bolueta, Rekalde, Irala. Colándome en el tren para ir a Baraka o a Portu, de fiesta. Siempre por garitos punkis y roqueros, siempre con el punk y la música radical como banda sonora de mi vida. Por eso decidí hacerlo de este modo, porque cuando empecé en serio con ella, con la novela, me vinieron a la cabeza innumerables temas de multitud de grupos que describían cada una de las escenas de la historia.
Así surgió: imaginaba una historia y buscaba los temas que me hablaban sobre ella. Después los escuchaba y elegía de entre ellos los que mejor lo reflejaban o más me hacían hervir, sentir, vibrar, saltar. Entonces destacaba un párrafo de ese tema, lo plasmaba sobre el papel y, antes de escribir una sola frase, escuchaba la canción una y otra vez hasta que el ritmo se introducía en mi interior. La letra, la atmósfera, la rabia, iban de mi estómago a mis dedos sin pasar por la cabeza. De ahí que, al principio del libro, como recomendación, sugiero que antes de leer cada capítulo, uno escuche el tema en cuestión que le da título; porque el ritmo de la canción es el ritmo de los párrafos a leer a continuación.
La gente que lo ha hecho y después me lo ha contado , me dice que la intención surte su efecto de manera implacable. Eso me hace muy feliz.
- ¿Se puede decir que es un libro con banda sonora?
No se puede decir. Se debe decir y proclamar a los ocho vientos. Imagina que eres Dios es la novela con la mejor banda sonora escrita hasta la fecha. Aun así, lamento que tantos y tantos títulos se hayan quedado en el tintero. Decirte que, al acabar, Imagina contaba con veinte capítulos. Me deshice de seis por ir directamente al meollo y dejarme de rodeos, pero se quedaron Reincidentes, Piperrak, EH Sukarra, Koma, Platero y tú y Berri Txarrak. Es una pena.
- ¿Qué fue antes, la canción o el capítulo?
La canción, siempre la canción. Existe una chica con la que la cantaba a menudo, cuando apenas teníamos 12 años, en el colegio, en el parque, en los billares… bueno, cantábamos esa canción y todo el repertorio de Parabellum. Pero, esa en concreto, siempre fue nuestra preferida.
Nos unía de alguna forma porque, entendí mucho más adelante, a los dos nos decía cosas muy fuertes y nos lanzaba un mensaje acerca de situaciones vividas en los hogares de cada uno… al menos eso creo.
No lo sé pero, si algún día nos volvemos a reunir, será de las primeras cosas que le pregunte.
Me acuerdo de ti, Vanessa Sañudo Garbayo, cada vez que escucho esta canción.
- Y ahora, ¿qué? Después del marrón de Susanita, ¿cuál es el próximo tema?
El próximo tema, si te refieres dentro de la historia de Imagina que eres Dios, no te lo voy a cantar porque desvelaría en gran medida el final del libro. Pero es una canción de Reincidentes titulada La historia se repite.
Si la pregunta va dirigida hacia qué será lo próximo que escriba, te diré que Cementerio judío de Federico García Lorca es lo que me tortura desde enero de este año.
La nueva historia, en la que ya estoy trabajando, bebe de las mieles de Poeta en Nueva York, del maestro gaditano. Pero, sobre todo, de ese poema en cuestión. Va a ser algo diametralmente opuesto en cuanto a voz narrativa, atmósfera, personajes y situaciones vividas pero espero y confío en que deje a la altura del barro a Imagina que eres Dios.
El tiempo, amiga mía, sólo el tiempo dirá si yerro o estoy en lo cierto
Imagina que eres Dios
Un libro con banda sonora
El autor, Guillermo V. Estiballes
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...