En una de mis visitas a Barcelona tuve la oportunidad de conocerles en persona. Me impresionaron. Su naturalidad y sinceridad me conquistó. ¡Esto es lo que yo quiero mostrar! pensé justo en ese momento y no dudé en proponerles un encuentro para saber todo de su experiencia como pareja liberal. Tenía tantas preguntas… ¿cómo se empieza una aventura así? ¿cómo se sienten y recuerdan las primeras veces? ¿dónde encuentras el lugar perfecto para ti? ¿cómo repercute abrir tu sexualidad a tu relación de pareja?
Pero además de todo esto lo que yo quería transmitir es que ser una pareja liberal puede ser, y en este caso lo ha sido, muy positivo para la propia relación de pareja si existe la comunicación, respeto y sinceridad adecuada. Hay que desmitificar y alumbrar las oscuridades que a veces se ponen entorno a las relaciones abiertas y hacer ver que es una manera más de disfrutar del sexo.
¿Habré conseguido mostrar la cara real de tener una relación de pareja liberal?
- ¿Cómo fue el comienzo de abrir vuestras sexualidades?
El comienzo de nuestra curiosidad se originó mientras veíamos una película porno, de repente nos dimos cuenta de que aquello nos proporcionaba más diversión que morbo, que es lo que buscábamos en realidad. De ahí surgió la pregunta de ¿Cómo sería ver a alguien haciendo el amor de verdad?
Investigando por internet encontramos una serie de locales de intercambio de pareja y decidimos ir a echar un vistazo, pero solo para saciar nuestra curiosidad por el mundo sexual ajeno al nuestro.
Tras un periodo de reflexión e investigación, encontramos un local que en las redes sociales lo describían como “muy light” y pensamos que sería el más apropiado para lo que nosotros queríamos hacer.
El día que lo visitamos había una fiesta y estaba lleno de parejas, nada más entrar, la chica de la recepción nos mostró todo el local y nos explicó sus normas, ya que fuimos sinceros y le dijimos que nunca habíamos visitado ningún local de intercambio, que ésta era nuestra primera vez.
Nos quedamos en la discoteca del local, había mucha gente, todos vestidos muy sexys y bailando muy sensual, las parejas empezaban a jugar unas con otras, miradas, besos, caricias, incluso vimos alguna felación en la barra. Nosotros estuvimos casi toda la noche en una esquinita observando todo aquello, ya que no era a lo que estábamos acostumbrados, porque es poco o nada habitual en las discotecas verticales (el término vertical se refiere a las discotecas comunes, en las que no interactúas con nadie de forma horizontal). Pero en un momento determinado de la noche, en el que la gente empezó a dispersarse, nos asaltó la curiosidad por ir a mirar la zona de camas que la chica de recepción nos había mostrado cuando llegamos al club. Recordamos sobre todo la impresión que nos causaron los gemidos de la gente que ya se oían cuando ibas subiendo las escaleras, y como nos mirábamos los dos, asombrados y sobrecogidos por lo que estábamos viviendo. Cuando nos asomamos a las camas y vimos a la gente practicando sexo nos dio mucho morbo, era como una gran orgía, de repente nos empezaron a subir los calores y no sabíamos bien donde ponernos o que hacer, pero conforme transcurría la noche empezábamos a estar más cachondos, más tranquilos y más envueltos en ese ambiente tan sensual que se respiraba y acabó haciendo que viésemos aquello con mucha más normalidad. Con el aumento de nuestro apetito sexual decidimos practicar sexo allí nosotros también, aunque fue en un cuarto pequeñito que no había nadie y que quedaba bastante discreto.
Al final de la noche ambos coincidíamos en que aquella experiencia había que repetirla porque había sido muy morboso y lo habíamos pasado muy bien.
Nuestra segunda vez fue un poco igual, aunque esta vez empezamos antes a jugar entre nosotros y le dedicamos más tiempo a esto y menos a la discoteca. La diferencia la marcó el hecho de que mientras nosotros nos divertíamos juntos entró otra pareja en este cuarto, estaban desnudos, muy discretos se pusieron a nuestro lado, para iniciar un juego conjunto y la chica acarició la espalda de Peter, que en ese momento se asustó, se giró y les dijo que queríamos seguir solos y no buscábamos nada con nadie. Ellos comprendiendo a la perfección nuestros deseos, se dieron media vuelta y se fueron a otro lugar del club. Peter se quedó tan impactado y abrumado con aquellas caricias que enseguida llegó al orgasmo, sólo con el recuerdo de esa sensación, esa caricia en la espalda que ni siquiera es una zona erógena, fue una sensación muy distinta, novedosa y diferente a las que estábamos acostumbrados a vivir a solas.
De ahí surgió el deseo de Peter de que probásemos en tener nuestra primera experiencia junto a otras personas, le había gustado tanto la sensación que había experimentado que no quería que dejásemos escapar la oportunidad de vivirla juntos, queríamos experimentar todo ese mundo de sensaciones nuevas y placenteras.
Y así de fortuito fue nuestro inicio de una relación abierta, ya que quizás si esa pareja no hubiese entrado y no hubiese tocado su espalda, no nos hubiésemos planteado abrirnos a nuevas posibilidades.
- ¿Qué os impulsó a hacerlo?
Quizás lo que nos impulsó fue el gesto de la espalda que comentábamos. Pero también tuvo mucho que ver en nuestra decisión una agradable charla con una pareja veterana con la que quedamos a través de una red social para tomar unas copas con ellos. Nosotros teníamos muchas dudas de si queríamos entrar o no en este mundillo porque no veíamos la necesidad de incorporar más personas a nuestra relación, pero ellos se ofrecieron a explicarnos las normas no escritas sobre este interesante mundo liberal y sus experiencias más destacadas, por si podían servirnos a nosotros también. Nos hicieron un poco de maestros, explicándonos todos los truquillos del mundillo, aunque para nosotros lo mejor de aquella charla quizás fue el hecho de que nos hicieran plantearnos el mundo liberal como un juguete más de nuestra lista de juguetes sexuales. Nos ayudaron a cuestionarnos nuestra sexualidad compartida, plantearon la duda de por qué no dejar que alguien entrase en nuestra vida sexual y jugase con nosotros igual que nosotros hacíamos con los juguetes sexuales, sin entrar para nada en nuestra vida sentimental o emocional, ya que, queramos o no, son dos mundos que han de viajar en paralelo para poder disfrutar un poco más de todas estas aventuras.
Las primeras veces siempre nos dejan recuerdos como los nervios, las dudas, el cómo será…
- ¿Cómo fue la primera vez que practicasteis sexo con otras personas?
Después de la conversación con esa pareja nos atrevimos a quedar con otra, de nuestra edad, que también estaba empezando a experimentar. En principio nos pusimos muchos límites, solo queríamos experimentar lo que podíamos sentir tocándonos mientras lo hacíamos entre nosotros. Los cuatro revueltos, por decir algo. Acordamos que no habría nada de sexo oral, ni penetración, solo serían besos, caricias y poco más, ya que era para probar qué sentíamos y que experimentábamos viendo a nuestra pareja con otra persona. Decidimos quedar en el local que ya habíamos frecuentado un par de veces y tras unas copas acabamos los cuatro en un cuartito besándonos, tocándonos… Y la verdad es que te choca un poco ver a tu pareja con otra persona, pero también lo recuerdas muy morboso. Tienes una mezcla de sensaciones muy fuerte. Quizás lo que más recuerdo es estar muy pendiente de cómo estaba mi pareja e intentar leer en sus gestos si se encontraba tan a gusto como yo o si le estaba gustando tanto como me estaba gustando a mí.
Pero al final de la noche nos dimos cuenta de que nos habíamos puesto demasiados límites y que ambos nos habíamos quedado con las ganas de romperlos.
Lo que es muy importante, después del encuentro con otras personas, es la comunicación en la pareja, para saber lo que la otra parte ha sentido y poder consensuar de nuevo esos límites, que nos parecieron excesivos y que sin duda ninguno de los dos quería que fuesen tan estrictos.
Debo añadir (Peter) que la primera vez que penetré a otra chica delante de mi pareja fue también impactante, al igual que verla a ella siendo penetrada. Me excitaba ver su cara de placer, pero por dentro algo me decía que eso estaba mal. Nos educan en base a unos prejuicios sociales y religiosos en los cuales reprimen cualquier práctica sexual que salga de los “cánones estándar”. Tras analizarlo y comprobar que a medida que quedábamos con otras parejas el placer que nos proporcionan las prácticas liberales seguía aumentando, me di cuenta de que si te libras de esas “cadenas sociales” tienes un mundo de sensaciones por descubrir.
- Cuando realizáis los encuentros, lo hacéis siempre en pareja ¿o cada uno de vosotros también tiene encuentros en solitario?
Cada pareja lo vive a su manera, no hay unas prácticas establecidas para todos, porque al igual que en el sexo convencional, cada uno tiene sus gustos. Seguramente si le preguntas esto mismo a cualquier otro, puedes encontrar opiniones muy diversas.
Nosotros lo hemos hecho alguna vez, porque nos gusta probarlo todo, pero no es lo que más nos gusta, por lo tanto, aunque no lo descartamos, es algo que queda un poco en segundo plano y nos dedicamos más a practicar cosas en las que los dos podamos participar.
Para nosotros lo morboso de estas prácticas es poder ver a tu pareja disfrutar con alguien y poder participar o interactuar en cualquier momento, o recordar todo lo que has visto luego en la intimidad cuando estamos a solas y volverte de nuevo loco de placer con todos esos momentos que has visto.
Pero en este mundillo podría decirse que hay dos catálogos disponibles, el de cosas que te gustan o te apetecen y el de cosas que no te gustan o no te apetecen en según qué momentos y lo más interesante de estos catálogos es que no dejan de cambiar, porque hay tantas variables que influyen en lo que haces y lo que no, es todo tan cambiante y tan efímero, que estos catálogos nunca acaban de estar definidos del todo.
- ¿Os denominaríais como una pareja Swinger (parejas que hacen intercambio con otras parejas)?
No, ya que una pareja swinger solo hace intercambio con otras parejas, en nuestro caso el termino sería liberal, ya que realizamos también orgías, tríos con chicas o chicos indiferentemente y demás prácticas que no están contempladas en el término swinger.
- ¿Cómo os ha repercutido como pareja sexual y sentimental incluir en vuestras relaciones sexuales a otras personas?
Como pareja sexual nos ha enriquecido muchísimo porque todas las prácticas que realizas o aprendes con otras personas, luego las pones en práctica con tu pareja. Así que tenemos una gran variedad de posturas y técnicas sexuales. Además las sensaciones que transmiten los recuerdos (de haber visto a tu pareja con alguien más) que vienen a la mente cuando ya estás en la intimidad, a solas, son imposibles de obtener si no hubieses permitido a esa persona externa practicar sexo con nosotros.
A nivel emocional nos ha unido mucho también porque la comunicación y la confianza que has de tener con tu pareja para llevar a cabo estas prácticas es muy intensa, si no hay un nivel muy alto de comunicación no funciona, lo hemos visto muy de cerca, que las parejas que no están basadas en la comunicación, la confianza y la sinceridad acaban dejándolo porque la relación no se sostiene. En nuestro caso nos ha ayudado a reforzar y consolidar esos pilares, que ya teníamos construidos.
- ¿Cuál es la clave, para vosotros, para que una pareja disfrute de su sexualidad abierta sin que se vea deteriorada la relación que mantienen entre ellos?
Bueno para nosotros no hay una clave diferente a la que pueda tener una pareja que no sea liberal, ya que el problema en la mayoría de los casos, son las carencias y las puede haber tanto en un terreno como en el otro.
Básicamente para que una pareja funcione necesitas respeto, sinceridad y comunicación y eso es igual en todo tipo de parejas. Si hay carencias en alguno de esos aspectos la pareja falla.
- ¿Es fácil encontrar lugares o formas para contactar con personas que también están abiertas a experimentar?
Existen locales liberales que están dedicados en exclusiva para este tipo de prácticas y para contactar existen diferentes redes sociales. En ellas puedes conocer gente liberal o swinger con una cierta discreción. Cada uno tiene un perfil que es como una carta de presentación, fotografías, qué buscas, orientación sexual, etc.
Dentro de estas redes sociales se utiliza el sistema de verificaciones. Las verificaciones son unas valoraciones que realizan otros usuarios sobre ti. Con este sistema te aseguras que ese perfil es real, que se han conocido en persona. Además, puedes obtener más información sobre su forma de ser, actitud, carácter, fogosidad, experiencia, prácticas que realiza…
- ¿Hay lugares específicos para quedar y realizar los encuentros o se hace más en privado?
Por ejemplo, solo en Barcelona ciudad hay unos seis o siente clubs con una oferta muy variada, cada uno con una filosofía propia. Según los gustos de cada persona, frecuentas unos u otros. Hay algunos para un público más entrado en años, otros para más jóvenes, algunos con piscina o zona de juegos más exclusivas y otros potencian más la discoteca.
También hay gente que solo queda en los locales para conocer a otras personas y los encuentros los hacen más en privado porque prefieren más intimidad. Va en función de cada pareja.
- Cuando quedáis con otras personas, una vez conseguido el contacto, ¿quedáis directamente para tener sexo o seguís un “protocolo”?
En nuestro caso, por ejemplo, nos gusta conocer a la persona tomando un café o unas copas para así charlar y conocernos antes de jugar. Pero no hay un protocolo establecido, ya que según la situación o el entorno puedes realizar una cosa u otra. También influye el estado de ánimo, ya que hay momentos en los que apetece más conocer a la persona y luego jugar y otros momentos en los que vas a jugar directamente y “a lo que surja”.
- ¿Y cómo elegís a las personas con las que puede haber un futuro encuentro?
Principalmente nos llama la atención el físico, ese es el primer filtro. Y luego tras charlar, te das cuenta si hay ese “feeling” que necesitas para llegar más lejos. La otra parte también tiene que tener esa atracción hacia nosotros, por eso a veces es muy difícil llegar hasta el final.
- No es común que las personas hablen de sus deseos sexuales hacia otra persona que no sea su pareja, lo que es algo natural, ¿por qué creéis que sucede esto?, ¿vosotros lo habéis externalizado o es algo que os quedáis para vuestra vida íntima?
Nosotros creemos que aquí influyen factores individuales y sociales sin tener nada que ver con el mundo liberal. Nos referimos a que muchas parejas no son sinceras entre sí por miedos o inseguridades. Si paseando por la calle se cruza una chica o chico con un estereotipo que atrae a una de las dos partes, ¿por qué se debe ocultar eso? Si ocultas que has sentido atracción física hacia esa persona, no estás siendo sincero. Quizás por miedo a que la otra persona se sienta inferior o despreciada, pero no tiene nada que ver. Eso son inseguridades intrínsecas que no aportan nada positivo, pues estás reprimiendo emociones que tu cuerpo ha sentido. Yo prefiero ser sincero y admitir que la persona que se cruzó en nuestro camino me resulta atractiva. Eso no significa que deje de querer a mi pareja, o que la vea como la más hermosa de todas. Pero como te decimos, no tiene nada que ver con el mundo liberal. Al principio de nuestra relación, antes de iniciarnos en esta aventura, ya nos comportábamos así de sinceros el uno con el otro. Socialmente nos inculcan desde pequeños que la atracción física va arraigada al amor y son dos conceptos completamente diferentes.
*Quiero darles las gracias públicamente porque me ha encantado charlar con ellos y he aprendido muchísimo.
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