A lo largo de nuestras relaciones vivimos diferente momentos eróticos y en algunos de ellos sentimos que ya no tenemos el deseo de antes y es absolutamente habitual, pero ¡podemos hacer algo!
Os confieso que no me gusta hablar de recuperar el deseo, sino de alimentarlo. Si decimos que lo recuperamos es como si se hubiera ido. Parece que un día nos dejamos la ventana abierta y se esfumó. Yo no lo veo así. El deseo vive en nosotras, lo que pasa es que hay tantas cosas que nos influyen y en las que tenemos que pensar que lo vamos dejando atrás y nos olvidamos de que está ahí.
¿Es normal perder el deseo?
El deseo no es una línea recta inmutable en nuestras relaciones. El deseo es una curva que tiene picos altos, bajos, zonas planas… y en cada etapa de nuestra vida lo vivimos de una manera. Esto no sólo nos pasa en pareja, también de manera individual. Seguro que no tienes el deseo hacia ti misma que tenías hace 5 o 10 años. Puede que hace un tiempo disfrutaras más de tiempo libre, te dedicabas a explorarte, a leer o a mirar al techo y ahora ya no lo haces. Ese tiempo que te has restado a ti misma influye en tu deseo. Igual que lo hace la carga de trabajo dentro y fuera de casa o el tiempo que pasamos en solitario, en familia y en pareja. Es normal que nuestras obligaciones y prioridades cambien, pero no debemos olvidar que la salud sexual es una prioridad y por ella pasa seguir alimentando el deseo.
Cuando hablo de alimentar el deseo no digo que de repente te compres el juguete sexual más innovador o que te pongas a hacer rol play. Lo que te propongo es que no lo olvides, que no sea un propósito de una semana, sino un objetivo en tu vida. No olvidarte de echarte de comer.
Al igual que nos preocupamos por comer sano y no se nos suele olvidar comer cada día, tampoco deberíamos olvidarnos de darnos y dedicarnos tiempo. Cuando me preguntan si es normal perder el deseo por nuestra pareja o por nosotras mismas, yo respondo que es habitual. Porque nos han enseñado a darlo todo en el momento de enamorarnos y luego nos vamos desinflando como un globo a medida que van pasando los años. Para evitar esto debemos buscar el equilibrio, compartir, estimularnos y no dejarnos caer. Y no hablo solo de parejas, también de manera individual. Lo primero es cuidar de nuestro deseo de forma individualizada y después trasladarlo a la paraja si es que la tenemos.
Cómo alimentar el deseo
Alimentar el deseo es mucho más que romper la monotonía. Es buscar formas de estar siempre activas, darle al click cerebral de activación en modo erótico. Una vez que lo tenemos encendido, entonces será más fácil encontrar estimulos que nos exciten y nos generen deseo.
El deseo es como la batería del coche. Una vez que arrancamos, siempre que mantengamos la marcha con un mínimo de combustible seguirá alimentándose.
Formas de alimentar el deseo
Para darte algunas ideas de cómo alimentar el deseo he hecho este vídeo donde te cuento algunas que me funcionan a mí y que a través de la consulta he visto que pueden ayudarte a empezar.