Lolita Vs. Lolita

Lo-li-ta tus sílabas se han clavado en mi paladar. Tu sonido palpitante me ha calado para, ahora, compararlo todo contigo. Se ha grabado en mi mente tu forma de mascar el chicle, de recogerte el pelo, de poner las piernas sobre el salpicadero del coche. Me cuesta distinguir qué he aprendido de ti a través de las letras y qué ya estaba grabado en mi imaginario. Lo-li-ta, ¿por qué causaste tanto estupor y, sin embargo, ahora estás en todas partes?

Hace mucho tiempo que el libro estaba en la estantería. Son esas obras clásicas que no puedo evitar comprar, pero que me cuesta muchísimo empezar a leer. Un día de esos que te apetece leértelo todo, fui decidida a la estantería, agarré a Lolita y me la llevé a la cama. ¿Qué me esperaba de Lolita? Supongo que erotismo, sensualidad y sexo explícito. Pero sobre todo una explicación. Mi asunto pendiente con este libro radicaba en saber por qué se había generado el mito de Lolita. Por qué este término se había acabado convirtiendo en una figura literaria para referirse a jovencitas provocadoras. Y no lo voy a negar, quería saber por qué fue un libro prohibido. Qué es lo que se escondía entre sus líneas.

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