A lo largo de mi experiencia como sexóloga me he encontrado con una situación que se repite en las parejas de mujeres y que es hora de comenzar a sacar a la luz
Llega a mi consulta una pareja. Dos mujeres. Se sientan, les doy la bienvenida, nos tomamos un café, observo sus miradas cómplices, tímidas y comenzamos a sacar los motivos que les han hecho llegar hasta mí. Vuelvo a ver y sentir la misma situación: acaban de embarcarse en una relación lésbica y no saben por dónde empezar.
Mujeres lesbianas y sexualidad
Las dudas más comunes son ¿cómo mantenemos sexo placentero para las dos? ¿qué hacen las lesbianas en la cama? ¿siempre necesitan juguetes o accesorios eróticos? ¿se tiene la misma escala de satisfacción que otro tipo de relaciones? Son muchas las preguntas que se suceden y ¿sabéis por qué? porque del sexo lésbico sólo se habla a través de estereotipos y con discursos atravesados por el pensamiento heterosexual y masculino.
Las mujeres lesbianas a menudo sienten dudas a la hora de darse la mano por la calle o mostrar su afecto. Esto, aunque no lo parezca, es muy habitual. Dentro de nosotras sigue residiendo ese temor a ser miradas, a escuchar comentarios y en algunos casos (no tan extremos) a ser agredidas verbal e incluso físicamente. Sí, esto sigue ocurriendo y con demasiada frecuencia.
Toda esta situación que internalizamos se convierte en un obstáculo para disfrutar libre y satisfactoriamente de la sexualidad. Si esto lo unimos a la poca información que hay sobre las relaciones lésbicas y los escasos referentes, se convierte en un asunto arduo con el que lidiamos día a día.
En la consulta hablamos de todo esto, trabajamos con materiales y sacamos todas las dudas y deshacemos todos los nudos para que nuestra sexualidad sea positiva, resiliente y asertiva.
Prácticas lésbicas
Como siempre nos falta leer artículos más prácticos en los que se hable sin tabúes de los encuentros eróticos entre mujeres, he escrito para Nova Life uno en el que proponemos posturas sexuales y otros consejos para lesbianas que acaban de iniciar una relación y no saben por dónde empezar.
Acabas de aterrizar en el mundo lésbico y no sabes por dónde empezar en cuanto al sexo o simplemente vas a probar a tener una relación con una chica y necesitas una guía exprés de cuáles son las mejores posturas para mujeres. Que no cunda el pánico porque estos son los pasos para un sexo de diez entre mujeres.
Lo primero que debes hacer es resetearte. Sí, darle al botón y borrar todo lo que has aprendido sobre cómo se relacionan las lesbianas en la cama. No te creas los estereotipos y mitos que andan por ahí, el sexo entre mujeres es mucho más sencillo de lo que crees. La famosa tijera lésbica no es, por lo general, la postura favorita ni siempre se necesitan accesorios eróticos. La moda de las uñas a lo Freddy Krueger mejor lo dejamos para fuera de la cama, que sino igual te llevas un buen susto y por lo que más quieras, no busques en Internet imágenes o vídeos de explicación de sexo lésbico porque igual te quedas en el sitio y te puedes hacer una idea muy equivocada de lo que son dos mujeres teniento una relación. Lo que sí es imprescindible es una buena comunicación y sentido común para que todo vaya como la seda.
Penes dobles, vibradores ultrasónicos, arneses con dildos realísticos acompañados de posturas dignas de contorsionistas y todo ello aderezado con un poco de irrealidad ¿en serio son éstos los juguetes y las prácticas que les gustan a las lesbianas?
Entramos en una tienda erótica y nos dirigimos directamente a la sección dedicada al sexo lésbico. La persona responsable de acompañarnos por este tour turístico del sexo entre mujeres nos dice convencido que lo que más les pone a dos mujeres en la cama, además de rozar sus genitales, es usar juguetes en los que las dos sean penetradas, a ser posible a la vez, y conseguir el ansiado orgasmo simultáneo. Mi cara es de escepticismo y casi me tengo que sujetar los ojos para que no se me salgan de las órbitas. ¿En serio creéis que las mujeres que comparten su vida sexual con otras mujeres se sienten cómodas y satisfechas con este tipo de juguetes?
Vamos a empezar por el principio. Es muy complicado encontrar en una tienda erótica una sección dedicada al sexo lésbico. Es como buscar salchichas veganas en la carnicería de tu barrio, misión imposible, pero cada vez que pasas te asomas por si acaso algo ha cambiado y te llevas la sorpresa de tu vida. Hay una variedad impresionante de juguetes para mujeres, no olvidemos que somos las principales consumidoras de juguetería erótica, pero no hay productos realmente específicos para ellas. Si nos fijamos bien, dentro de toda esa cantidad ingente de vibradores, dildos y demás productos eróticos, hay unos que están “especialmente” pensado para este tipo de prácticas. Y ¿a que adivináis cuáles son? ¡premio! Sí, son los dildos o vibradores dobles. Detrás del sexo lésbico hay muchos estereotipos y se sigue utilizando como imagen para la erotización de otros públicos que no es precisamente su colectivo. Además, como se las integra dentro del colectivo de mujeres no se tiene en cuenta sus necesidades o preferencias a la hora de elegir un juguete sexual.
Para saber más sobre qué productos son los más demandados y por qué la necesidad de juguetes especialmente diseñados para mujeres lesbianas, le hemos preguntado a Plátanomelon, una tienda online de juguetes y complementos eróticos. “Depende de la práctica” es lo primero que nos responden. Conociendo qué es lo que quieren hacer eligen un juguete u otro. “Si, por ejemplo, hablamos de penetración, los juguetes que más triunfan en las relaciones sexuales entre dos personas con vagina son aquellos que pueden generar placer para ambas. Además de los estimuladores para clítoris y los arneses” comentan. Dando un repaso a su web observo que no hay una categoría específica para sexo lésbico, a lo que me contestan que “los juguetes sexuales están diseñados para genitales, independientemente de la identidad de género de la persona que lo use o de su orientación sexual. Es por ello que no diferenciamos entre categorías según la orientación”.
En Plátanomelon ofrecen un servicio personalizado para aconsejarte sobre qué juguete es el mejor para ti. Además de por otras vías, en la web encontramos un cuestionario al que vamos respondiendo. Me pongo manos a la obra y voy metiendo las respuestas a sus preguntas exponiéndoles mi situación, es decir, una relación con otra mujer y marcando qué es lo que estoy buscando. Tras varios pasos obtengo mis ansiados resultados. Estoy hasta nerviosa porque me van a anunciar los juguetes y complementos que más van a triunfar en mi cama. Redoble de tambores por favor… ¡tachán! Y el resultado es un masajeador de clítoris.
Nieves es especialista en esto de recomendar juguetes, forma parte del equipo de Los Placeres de Lola, una tienda erótica en la que las mujeres son sus clientas principales. El proyecto nació para dar un espacio especializado a las mujeres y huir de esa imagen cutre de sexshop. Nieves además es lesbiana, así que tiene más que controlado qué productos se diseñan para las mujeres lesbianas, cómo es su acogida y si de verdad son funcionales. Comenta que afortunadamente han ido surgiendo marcas que han llenado el vacío que dejaban las más conocidas. “Han empezado a salir algunas marcas que tienen mujeres en su equipo de diseño, y que se preocupan más por nuestra anatomía y el ajuste de estos juguetes a ella. Actualmente hay varias marcas españolas que están hechas por mujeres y diseñan productos para mujeres y en especial para lesbianas”. Es el caso de BS Atelier. Un estudio de diseño de juguetes eróticos hecho por y para mujeres, lesbianas especialmente, aunque por supuesto los puede usar cualquier persona. Lulú Lafem es otra de las marcas que ha surgido para satisfacer esta necesidad, de la que Nieves forma parte como creadora. Diseñan y fabrican arneses sexuales para mujeres sabiendo qué es lo que realmente demandan las mujeres lesbianas.
Cuando le preguntamos a Nieves qué es lo que busca cuando quiere comprar algún sextoy nuevo nos lo resume así de claro «lo que te vaya a entrar por la vagina, que te entre también por los ojos». Es decir, que sea un producto estéticamente bonito, de buena calidad y que se ajuste al propósito con el que está diseñado.
A las mujeres lesbianas les cuesta encontrar un producto erótico que les guste
La opinión de las sexpertas
¿Te has preguntado qué opinará una profesional de la sexología que además es lesbiana sobre los juguetes para su colectivo?
Eugenia Cames, psicóloga y sexóloga, afirma que ella ve diferencias a la hora de elegir un juguete para compartir en pareja entre una pareja heterosexual y una lésbica y es que, en el último caso, “se tira más de los productos hechos para uso individual”. “En el caso de los juguetes pensados para compartir o interactuar con otros sí se tiene en cuenta, pero de forma muy tradicional y muy poco creativa. Si nos fijamos bien, lo que encontraríamos en la lista de productos para lesbianas de un sexshop estándar (normalmente dildos con arnés y dildos dobles para compartir) son juguetes que también pueden utilizar parejas gays y heterosexuales según sus gustos, pero simplemente no nos lo imaginamos porque no es lo que dicta. Realmente aún no he visto ningún juguete sexual que, por su diseño, sea específico para parejas de mujeres lesbianas… que por usos sociales e imaginario colectivo sea utilizado mayoritariamente por lesbianas sí” afirma.
Thais Duthie, artista, escritora y sexblogger, tiene una opinión muy clara sobre la juguetería para mujeres lesbianas: “Está pensada y diseñada para lesbianas, pero no por lesbianas. Muchos fabricantes se ponen a crear un producto desde el más profundo desconocimiento e inexperiencia en el público objetivo y ni siquiera lo testean con clientas reales para comprobar si cumple su función”.
Duthie prueba asiduamente productos eróticos y por ello se ha dado cuenta de que “la mayoría sigue los mismos patrones: dildos dobles, arneses dobles, vibradores dobles… como no hay un pene real creen que necesitan introducirlo en el juguete y se olvidan de que más del 75% de las mujeres necesitamos estimulación en el clítoris para alcanzar el orgasmo”.
Si preguntamos a las sexpertas sobre qué juguetes, según su experiencia, creen que son los mejores para usar en pareja entre dos mujeres, Thais comenta que para ella son los diseñados para parejas heterosexuales, es decir, los que tiene forma de pinza. “En nuestro caso se mantienen sujetos sobre el clítoris de una y la otra también puede recibir la estimulación si se coloca encima y coge la postura”.
Las lesbianas hablan
Algo curioso con lo que me he encontrado es que muchas mujeres lesbianas afirman no usar ningún juguete sexual y es que hay varias razones por las que las lesbianas no usan juguetes. Algunas de ellas son porque no encuentran nada que realmente cumpla sus expectativas y necesidades y otra es, que al contrario de lo que se suele pensar, muchas mujeres no quieren utilizar sextoys porque se sienten bien con el sexo que mantienen sin ellos.
María Torres, psicóloga experta en neuropsicología, opina que es un poco repetitivo y cansado “el odioso concepto freudiano de la envidia de pene y a su vez el reforzamiento social de que, como la relación es entre dos mujeres, ni será válida, ni estará, completa, ni habrá satisfacción plena sin coito”. Además, afirma que “es un poco cansino que una amplia mayoría de juguetes tengan forma fálica”.
Andrea, periodista, admite que no en todas las relaciones con otras mujeres ha utilizado juguetes. “Probablemente no lo haya hecho ni en la mitad de mis relaciones. Prefiero el sexo sin complementos”.
El principal problema que las lesbianas encuentran en los juguetes que se venden para ellas es que “tienen una visión coitocentrista” dice María. A lo que Andrea añade que no cree que existan juguetes para lesbianas, sino que hay una estandarización y que cada una debe plantearse junto con su pareja qué es lo que quieren y cómo lo quieren”. Thais además alude al imaginario erótico que solemos tener sobre las relaciones lésbicas, “se centran demasiado en la penetración, casi siempre simultánea. En ocasiones están pensados para recrear posturas que se ven en el porno y que no adoptamos en la realidad”.
Se ha avanzado mucho y todas ellas admiten que ya no es como antes. Ahora es mucho más fácil encontrar un juguete que encaje en su relación, sobre todo gracias a los catálogos de las tiendas eróticas online, eso sí casi siempre recurriendo a los de “uso individual” porque los diseñados para parejas de mujeres no terminan de encajar bien. Una cosa ha quedado clara: creadores de juguetería erótica, las lesbianas necesitan más juguetes realmente pensados para ellas, teniendo en cuenta sus necesidades reales y dejando atrás todo lo que se ha hecho hasta ahora.
¿Te lo has preguntado alguna vez? Nosotras sí. Cada vez que queremos comprar algo nuevo para compartir con una pareja sexual. Cada vez que buscamos un juguete o que sacamos del cajón el que ya tenemos, nos hacemos esta pregunta. ¿Quién ha pensado que este juguete, que me vendieron como ideal para parejas lésbicas, es realmente útil y satisfactorio?
Siendo sinceras, los juguetes sexuales en su mayoría están pensados para el público femenino. Mujeres heterosexuales, bajo una mirada masculina o mujeres que satisfacen el deseo en solitario. Desde hace unos años, no demasiados, la juguetería erótica están creando cada vez más sextoys para hombres y para parejas. Parejas. Sí. ¿Qué parejas? Parece que la revolución está en los juguetes que sirven a la vez para los hombres y las mujeres que tienen encuentros eróticos juntos. Pero, ¿qué hay para las parejas homosexuales? Las empresas de juguetes han creado un nicho especial para los gays a los que les ofrecen juguetes específicos para ellos y así los venden. Es un mercado que funciona, que vende y que tiene unos productos que se diseñan en exclusiva para ellos. Vale, estos también pueden utilizarlos hombres no gays e incluso introducirlos en una relación sexual no exclusivamente gay, pero eso ya es otra historia. Y se acabó.
Para las parejas lésbicas se recomiendan los juguetes diseñados para mujeres, los creados para la doble penetración y generalmente los arneses o strapon. ¿Por qué? Porque no hay unos productos exclusivos, pensados y diseñados para las parejas de mujeres. En primer lugar se supone que todas deseamos la penetración. La penetración con un juguete de forma fálica, y si no, atrévete a encontrar algo que no lo sea. Se nos ofrecen dobles dildos para satisfacer esta supuesta necesidad sexual. Arneses para cubrir la inculcada fantasía de que nos gusta sentir el poder de embestir y juguetes polivalentes, es decir, que sirven para penetraciones anales, vaginales, para todo tipo de parejas… y así ya está la necesidad cubierta. Como sirve para todxs, no hay que darle más vueltas. Pero el quid de la cuestión no es que sirvan o no, es que realmente cumplan la función que se les supone y que sean cómodos y satisfactorios para las lesbianas.
Dildo o cachiporra. El dildo doble clásico al más puro estilo porno
¿Esto es solo cosa mía o nos pasa a todas?
Tengo un gran fondo de armario de juguetería erótica, lo admito. Mirando, revisando y tras las relaciones sexuales compartidas me di cuenta de que entre todo lo que tengo solo uno nos era satisfactorio para usar conjuntamente. Me lancé a preguntar si esto me ocurre a mí sola o también les sucede a otras parejas lésbicas y la respuesta fue abrumadora. Todas las mujeres que se han puesto en contacto conmigo coinciden en que se sienten realmente frustradas a la hora de encontrar un juguete que les guste y les sirva de verdad.
Andrea y su pareja querían lanzarse a probar nuevas experiencias, pero su deseo se quedó por el camino. «Hace poco quisimos experimentar con algún juguete y nos encontramos con que casi no hay dildos dobles, y los que hay suelen tener la mayoría forma de pene. Nos costó horrores encontrar uno que no tuviera un tamaño desmesurado y que tuviera forma hergonómica, y es realmente frustrante». «No es que tengamos fobia al pene, pero siempre es lo mismo, el falo como centro de todo el placer y en este caso de nuestros juguetes sexuales».
Marian y Claudia utilizan juguetes de vez en cuando como complemento a sus relaciones. «Los gustos van variando y vamos probando». «Lo que no nos gusta es la falta de realismo, no estético, sino más bien en la textura, la densidad o la ergonomía de los juguetes». «No nos atrae la idea de ponernos arneses, son aparatosos e incómodos por eso a veces usamos dildos dobles, pero cuando hay mucha excitación o el sexo es más duro, el dildo doble sin sujección se resbala constantemente y tienes que estar agarrádolo con una mano. Al final, te resta libertad para hacer otras cosas y no estás cómoda».
No son solo los juguetes lo que no está adaptado. Mónica y Lucía se iniciaron en la juguetería con unas fundas para dedos. «Queríamos algo diferente para probar. Compramos unas con relieves, pero no sabemos si es porque están pensadas para dedos masculinos, nos quedan grandes y se nos caen. Hemos probado a meter dos dedos en una para evitarlo, pero no caben. Por lo que para nosotras ya es algo descartado». «Los vibradores tampoco nos convencen. Queremos algo exclusivo para nosotras, algo que no simule un pene». Al igual que Marian y Claudia sostienen que el tacto de los vibradores no les agrada, «antes de comprar uno toqué muchísimos… pero nada, son las texturas, que no me atraen» confiesa Mónica.
Thais Duthie, la escritora y sexblogger, ha probado casi de todo. Cuando le pregunté si creía que existían juguetes para lesbianas me respondió que «existen, pero de aquella manera». «Seguro que sí los han diseñado pensando en dos mujeres teniendo sexo, pero lo han hecho en el más puro estado de desconocimiento».
Pasa como con las películas porno lésbicas mainstream. ¿Quién las hace? ¿para qué público y con qué objetivo? Ahí está la respuesta. Detrás de todo está el pensamiento heterosexual que, igual que en un rodaje, en el diseño de un juguete, lo que se hace es especular e intentar acertar qué es lo que va a gustar y no cubrir las necesidades reales. Heterosexuales pensando en un público lésbico.
«Mi experiencia es que ningún juguete que yo haya probado ha sido diseñado exclusivamente para lesbianas, y si lo ha sido no es funcional, tienen fallos» añade Duthie. Me pone como ejemplo algunos de los juguetes que ha probado y que se supone están pensados en parejas lésbicas. Los famosos dobles dildos «El primero que probé fue New Wave de Fun Factory, es extraño que cada extremo sea diferente, uno es más grueso que otro. Las sensaciones son muy diferentes para una y para la otra y la parte central es demasiado blanda y no se sujeta demasiado bien, aunque es un buen intento».
Los arneses sin correas parecían ser la solución a todos nuestros problemas. Cómodos, te sientes libre y disfrutan las dos. Ya, será en teoría porque en la práctica mi experiencia es como la de Marian y Claudia, se resbala, los músculos pélvicos tiene que tener la fuerza de Thor para mantenerlo siempre en su sitio y además, no tienen el tamaño idóneo para satisfacer a las dos. Thais dice que de esos el único que le parecía que iba por buen camino es Sharevibe, de la misma marca que el anterior pero «a ver quién se atreve con eso… La que lleva la parte más gruesa tiene que tener una musculatura vaginal muy en forma para sostener el juguete sin que se caiga, y encima meter y sacar el extremo. Un poco lío. Yo hago ejercicios de kegel y no fui capaz de usar este juguete en condiciones. Como dije en una reseña: el extremo gordo es perfecto para usarlo como mango, y ya está».
Y ante todos éstos surgen los juguetes dobles súper revolucionarios. Valen para dobles penetraciones en una misma y en diferentes personas, por eso son válidos para parejas lésbicas. Una vez más, en la teoría. En la práctica, «yo no lo veo, sinceramente» dice Thais Duthie. «Me parece perfecto para masturbación en solitario: el extremo más grueso vaginal y el más pequeño anal. Si no, otra vez, la que lleva el grande le lleva mucha más ventaja a la otra»
Yo también tengo este juguete y lo uso en sexo compartido, la verdad que nunca en solitario. Está bien que cada una puede tener su extremo. Se lo introduce y con el mando vas cambiando el modo de vibración. Puedes moverte, tienes libertad en las manos y lo que te permita el cable de unión, pero le falta algo. No se siente el movimiento, a veces tienes que tener cuidado cómo te giras para no tirar demasiado y como dice Thais, que las dos vayan sintiendo lo mismo, lo cual es difícil cuando cada parte es diferente.
Nos quedan los arneses normales y corrientes a los que les colocas un dildo o vibrador. Para Thais el mejor es el de BS Atelier, yo no lo he probado, pero cuando alguna vez se me ha ocurrido hacer algún invento… está bien en el momento, pero deja dolor en la zona por las embestidas y esto ocurre también con los que venden en los sexshop. Generalmente están pensados para un juego fetichista y no particularmente para el disfrute de dos mujeres.
El dildo doble sin sujección o a ver cómo te las apañas
Los prometedores «yo valgo para todo»
Al menos tienen mando y liberan las manos
Lo clásico no funciona. No malgastéis el dinero
Las lesbianas en los sexshops
¿Dónde está la zona lésbica? Como las lesbianas somos mujeres, solo hasta que leas a Monique Wittig, nuestros juguetes son todos los pensados y diseñados para mujeres. Cuando buscas un dildo doble, un arnés o un juego que sirva para dos mujeres tienes que dirigirte hacia la parte de fetichismos. No hay una sección clara para nosotras.
Para los gays la hay, suele haber un rinconcito para sus juguetes sexuales, anales principalmente. Para los nuevos juguetes para parejas se ha creado ese espacio. Pero para encontrar algo que nos valga hay que preguntar a la o el dependiente para que nos oriente de entre todo lo que hay, qué podemos aplicar a nuestras relaciones.
Pero esto no ocurre solo con la juguetería erótica. También sucede con los juegos y lencería. Mónica cuenta que ha ido a varias tiendas de productos sexuales y eróticos en busca de un juego de cartas erótico, «he ido a muchos y en todos me dicen lo mismo, que no hay para mujeres. La solución que me dan es que compre unas para heteros y que lo hagamos con un vibrador. Pero no es lo mismo, no es para nosotras». «Me sorprende mucho que no me ha pasado solo en uno, sino que soy incapaz de encontrar una tienda que las tenga y la respuesta que me dan siempre es la misma».
En cuanto a la lencería sucede lo mismo. ¿Os habéis fijado que siempre es del mismo estilo? Soy una fanática de la ropa interior y afortunadamente puedo encontrar lo que me gusta en tiendas no especializadas, pero si te gusta algo diferente, siendo mujer, ni siquiera en las love store lo ofrecen. La línea siempre es la misma. ¿y el público? también. Y para encontrar algo alejado de esa línea femenina estándar tienes que ir a los productos «fetichistas» de nuevo.
Hasta el packing y marketing de los productos es poco inclusivo. Ahora los juguetes se presentan de una forma más elegante y ya no hay fotos explícitas, por lo general, en las cajas, pero la forma de venderlos y anunciarlos sigue siendo normativa y heterosexual. Y si buscas un producto de gama media a precio asequible entonces sí que olvídate. «A ver de dónde sacan nuestras lectoras el presupuesto. Los arneses que acostumbro a ver en tiendas que son más baratos son muy malos de calidad y apenas sujetan» apunta Thais Duthie.
El tema de la erótica ya sea a través de revistas, películas, cómics, libros… es otro gran tema a tratar. Los que representan sexo lésbico no lo hacen pensando en un público lésbico, sino como algo morboso y que nos puede poner a todos. Los productos creados exclusivamente para las lesbianas son muy escasos y difíciles de encontrar.
Como anécdota, en mi última visita a Berkana, en Madrid, estaba encantada con todo lo que vi, pero me decepcionó ver que la parte final de la tienda estaba llena de productos eróticos audiovisuales para público gay (solo hombres) y no había lo mismo para lesbianas. Para encontrar un cómic erótico lésbico he tenido que hacer una gran investigación por Internet y ver dónde podía conseguirlo, porque no es algo «corriente».
Cuando creas un producto lo diseñas pensando en el público al que te quieres dirigir. Entonces lo único que me queda preguntar es: ¿nadie quiere crear productos para lesbianas?
¿Qué deben usar las lesbianas y personas que comparten su vida íntima para evitar el contagio de ETS e infecciones?
Hoy he cambiado de formato y me he lanzado a hacer un vídeo sobre los métodos que podemos utilizar, cómo utilizarlos y mi experiencia con las bandas de látex para sexo oral que Tus Juguetes sexuales me ha retado a probar.
Me llamó especialmente la atención y estuve escuchando atentamente para ver cómo retransmitían las discriminaciones a las que se enfrenta este colectivo. En el programa participó Ana Juárez, periodista ganadora del primer premio Pedro Zerolo en la categoría digital por el reportaje 15 mujeres de empresa quieren salir hoy del armario que hizo para Vanitatis de El Confidencial y en el que retrataba a 15 mujeres lesbianas de éxito que salían del armario en el ámbito profesional.
A partir de una especie de Linkedin para mujeres lesbianas profesionales, fue acercándose a cada una y pidiéndoles que le contaran su historia. Al principio le costó que se sienceraran y abrieran su intimidad ante una desconocida, pero luego una vez que unas pocas se lanzaron a la piscina se fueron sumando muchas más. Dice la autora del artículo que si hubiera seguido, habría conseguido más de 30 entrevistas.
Algunas de las participantes se encontraron con que la empresa en la que estaban trabajando les pedía que no vincularan su nombre con el de la empresa. Según palabras de Ana Juárez, es mucho más fácil con las internacionales, sobre todo con las Norteamericanas porque atrae y es una forma de darse a conocer a través de su buen acogimiento de las diversidades. Pero, sin embargo, en las PYMES locales es más complicado.
Una de las participantes es Marta Riquelme, tiene 32 años y lleva desde los 23 como manager en la empresa Accenture. Para aportar su experiencia Marta no pidió autorización en el trabajo,
Ni se me pasó por la cabeza pedir permiso para participar, tampoco la repercusión que podía tener. El día que salió el reportaje volvía de viaje y me encontré con muchos mensajes de compañeros y jefes que me daban la enhorabuena»
Marta está casada y a su boda fueron gran parte de sus jefes y compañerx, lo que le demuestra que su inclinación sexual no repercute negativamente a su vida profesional. Para cuando se hizo el reportaje, en el entorno laboral en el que se mueve ya había dejado claro que es lesbiana.
Siempre que lo he contado ha sido más fácil de lo que yo pensaba. Somos nosotros mismos los que nos ponemos las barreras. Mientras estaba en el armario los rumores corrían sin parar, y eso es lo que más daño hace. En la familia la situación fue similar, pensaba que iba a tener más barreras y fue todo lo contrario»
Lina Gálvez, directora del máster de Género e Igualdad de la Universidad Pablo de Olavide, habla de los datos del colectivo. En España no hay registros viables, pero en Estados Unidos y Canada sí. «Los hombres homosexuales recibe el 5% menos de salario que los heterosexuales, sin embargo en el de las mujeres lesbianas ha crecido un 8%, lo que hace ver cómo la maternidad está penalizada».
Pero la discriminación va mucho más allá. «Los datos nos muestran los problemas en el acceso a la vivienda, ya que a la hora de acceder a una vivienda social sufren discriminación y son rechazados en mayor número. Entre las personas sin hogar el colectivo LGTB está sobre representado, sobre todo entre los jóvenes, son el 40% de las personas que viven en la calle. 2/3 de los chicos y las chicas que tienen otra orientación sexual que la heteronormativa son acosados y 1/3 sufren abandono escolar. Se ha estimado cuánto cuesta esta desigualdad y por ejemplo en el caso de la India es de 32 billones anuales, eso es el coste de la discriminación contra los homosexuales, ya si es contra las mujeres (y además son lesbianas) la cuenta sube porque las desigualdades también lo hacen».
Las últimas agresiones hacen pensar que hay un repunte de homofobia con más de 200 ataques (solo en Madrid según la asociación Arcópoli). Pero no hay datos fiables ni suficientes porque las denuncias son muy pocas. Los que más denuncian son los hombres jóvenes gays y las que menos las mujeres transexuales y lesbianas, que siguen invisibilizadas. Lina Gálvez afirma que «es necesario aprobar una ley anti homofobia. Ha habido medidas como la de Cataluña, que establece sanciones, pero no es suficiente. Para cambiar el nombre se exige mayoría de edad y para cambiar de género 2 años de tratamiento psicológico y esto repercute muy negativamente a sus vidas. Además, es la primera causa de acoso escolar. Nos tenemos que dar cuenta de que a mayor derechos, mayor libertad para todos».
Mientras escuchaba el programa y las preguntas que le hacía Pepa Bueno a Marta me di cuenta de cómo se repite siempre en este tipo de entrevistas la gran pregunta de ¿cómo se lo contaste a tus padres y amigos/as? Y yo siempre pienso, cuando una persona es heterosexual, nunca se hace esa pregunta, porque nunca hay un momento en el que tengas que dar explicaciones a nadie sobre tu orientación sexual. Sin embargo, cuando no entras dentro de esa «normalidad» hay que ir respondiendo a cuestiones como ésta. Todxs damos por hecho que a una chica le van a gustar los chicos y que a un chico le van a gustar las chicas y cuando no es así, llega un momento en la vida en el que hay que decir NO. No me gusta lo que me «corresponde» me gusta otra cosa. Pero si eres heterosexual nadie se parará a mirarte o a cuestionarte, porque es lo habitual.
Llevando la cuestión más allá también me plantee otra duda. ¿Y si no eres gay, ni lesbiana, ni hetero, no tienes claro si eres bi…? Tan solo te acuestas o te juntas con aquella persona que te gusta y te encaja como es. Sin cuestionarte si por eso te has hecho lesbiana, gay o como se suponga que debes etiquetarte. ¿Qué haces?. Un día en tu entorno laboral das a conocer a tu pareja, pongamos que eres una chica y la otra persona también se identifica como tal. Para tus compañerxs automáticamente serás lesbiana. Pero después de un tiempo esa relación se ha acabado y la nueva persona con la que compartes parte de tu vida es un chico. Madre mía… los cerebros empiezan a echar humo. ¿Cómo van a creer que eres? ¿Entonces eres bisexual porque te gustan las mujeres y los hombres?. ¿Y si tu próxima pareja es transexual o no tiene género porque se considera así? Cortocircuito cerebral asegurado.
En primer lugar hay que dejar claro que no hay por qué dar explicaciones de nuestra vida íntima a nadie, salvo que queramos darlas. Pero, siempre hay un momento en el que te encuentras ante alguien y esa conversación de qué tal el fin de semana, qué has hecho, llega y no sabes si tratarlo tal y como es o disimular con ambigüedades. Yo digo que la palabra clave es NATURALIDAD. Porque es totalmente natural que una persona cuando es feliz quiera compartir esos momentos con quien se pasa 8 horas al día o con sus amistades. Y si tú mismx tratas tus relaciones con fluidez y naturalidad eso se transmite, y cuando alguien te pregunta y te dice por propio automatismo si tienes novio o novia (según se supone que corresponde) y tu caso es el contrario, con todo orgullo y satisfacción le corriges y le dices bien claro que a ti te va lo contrario, dado la vuelta al revés y contra la pared.
Pero no es tan fácil como parece y como lo escribo, porque la triste realidad es que cuando te vas a abrir así, sabes que la otra persona ya tiene unas ideas y que serás juzgadx y te meterán dentro de una etiqueta u otra porque en algún lado tienes que estar, aunque tú te niegues y reniegues de ese sistema. Pero hay que saltarlas y como en una carrera de fondo coger bien aire, llegar hasta el final disfrutando cada etapa y ser feliz. Que es lo único que nos debe de importar en esta vida.