¿Qué deben usar las lesbianas y personas que comparten su vida íntima para evitar el contagio de ETS e infecciones?
Hoy he cambiado de formato y me he lanzado a hacer un vídeo sobre los métodos que podemos utilizar, cómo utilizarlos y mi experiencia con las bandas de látex para sexo oral que Tus Juguetes sexuales me ha retado a probar.
Ninguno de mis ginecólogos me ha hablado de estas cosas, tan solo preguntan por embarazos»
Hace aproximadamente un mes tuve mi cita de revisión con la ginecóloga. Desde hace unos años estas revisiones se hacen cada 3 años y en el sistema de salud vasco si no tomas pastillas anticonceptivas ni has tenido embarazos ya no formas parte de planificación familiar, sino que pasas a que la matrona tan solo te tome muestra (cuando sea necesario por una dolencia) y te examine . Pero esto no es de lo que os quiero hablar hoy, porque en cada comunidad el sistema sanitario es diferente, sino de cómo a las mujeres que tenemos sexo exclusivamente con mujeres o con mujeres y hombres se nos invisibiliza y no se nos informa de los riesgos de contagio y métodos de protección en las relaciones sexuales.
Hace unos días en algunos medios de comunicación se alzó la voz por la heteronormatividad impuesta que sentimos y al leerlo me sentí totalmente identificada. En mi visita a la médica sus preguntas fueron si mantenía relaciones sexuales, dije que sí, si utilizaba alguna protección, respondí que no y entonces me pregunto ¿estás buscando?. Obviamente sabía a lo que se refería. Negué. Y entonces me preguntó que si mantenía relaciones y no quería quedarme embarazada, por qué no tomaba anticonceptivos o usaba condón, a lo que yo respondí que mi pareja actual es una mujer. Su respuestas fue ah mira eso que te ahorras. Tras la inspección salí pensando que no me había preguntado si era una pareja estable, si conocíamos nuestros historiales sexuales, si también manteníamos relaciones fuera de la pareja… nada. Y por supuesto para ellxs no hay métodos de protección más allá de la píldora y el preservativo masculino. He mantenido relaciones sexuales con hombres desde que era joven, más adelante empecé a compartir mi vida sexual también con mujeres y los métodos utilizados han ido cambiando. La píldora ha sido mi compañera desde los 18 años por tener ovarios poliquisticos y el resto de precauciones han ido surgiendo según el tipo de relación. Una vez en una relación estable con una mujer, ya mi sexo ha dejado de contar. ¿Por qué el expediente sexual a lo largo de la vida no cuenta? ¿a caso no repercute en nuestra salud de hoy?
Seguí dándole vueltas y me di cuenta de que yo, que tengo un blog de sexo y el sexo todo el día en la boca, no conocía de cerca todos los métodos que hay para la protección sexual entre mujeres y bisexuales. Pero no soy solo yo, sino que abrí el debate, pregunté y he recibido muchas respuestas sobre cómo nos sentimos las mujeres en el sistema sanitario. Nos sentimos obviadas, no hay ninguna información sobre qué métodos se pueden tomar, cómo utilizarlos y la información brilla por su ausencia. Pero no sólo la médica, sino que los estudios sobre ETS y otros contagios sexuales en parejas lésbicas y bisexuales es casi inexistente.
Degenerando Bs As
Mi historia sirve para hacer ver que las personas tenemos un currículo sexual que debe estar presente en los exámenes ginecológicos y que cada persona tiene una historia detrás que marca su presente. pero como la mía hay muchas más.
Fenix, ha mantenido relaciones sexuales con mujeres y hombres y no siempre se ha sentido cómoda en las visitas médicas. «En mi caso he tenido dos ginecólogos, el primero no respetaba mi intimidad y decidí cambiar. Con el segundo me siento más cómoda, siempre me ha hablado abiertamente de ETS y riesgos, eso sí, siempre respecto a los hombres. Cuando le comuniqué que mi pareja era una mujer, no se sorprendió y me dijo: bueno, pues menos riesgos; pero no me informó de nada en especial, ni modificó la ficha que a priori era para mujeres heteros».
«Hace años que tomo la píldora por tener los ovarios poliquisticos (no como anticonceptivo) y simplemente hemos seguido igual. No me ha informado de los riesgos que se dan en el sexo entre mujeres ni los métodos para protegernos. Nosotras nos hacemos una analítica completa, y tenemos mucho cuidado con los juguetes sexuales, los lavamos antes y después y los desinfectamos antes y después de cada uso también. Pero es algo que es iniciativa propia y que nunca nos han recomendado»
Laura afirma que ha tenido diferentes experiencias a lo largo de su vida al acudir a ginecólogos. «Tengo 28 años y llevo acudiendo desde los 14 años por problemas de irregularidad en la regla. Tengo la sensación aún hoy de que lo que más les interesa a los ginecólogos con los que yo he tratado es el aspecto puramente reproductivo y cuanto más mayor me hago más lo noto». «Actualmente voy 1 vez al año a una consulta privada porque considero que con mi actividad sexual realizarme una revisión completa, citología incluida, en la Seguridad Social cada tres años es escaso y pone en peligro mi salud. Entiendo los riesgos que corro al practicar el intercambio de parejas con hombres y con mujeres por mucha protección con métodos de barrera que ponga. Así que, aunque supone un gasto extra, es algo en lo que invierto con mucho gusto. Solo he tratado con una doctora que realmente me haya hecho sentir cómoda a la hora de explicarle mis dudas o miedos con total naturalidad, me hizo las pruebas oportunas, la enfermera salía de la consulta y la confidencialidad era total; y nunca dio por hecho que tuviera que ser madre en un futuro». «A la única ginecóloga que le conté que practicaba sexo con hombres y con mujeres fue a mi doctora anterior. Ella sí se interesó por informarme sobre las opciones que tenía disponibles más allá de la píldora. En la última visita, mi actual doctora no me hizo ningún historial, se limitó a informarme de que tenía vaginosis bacteriana, de lo que tenía que hacer para curarme y de que perdiera peso si quería quedarme embarazada. La verdad es que salí de allí teniendo bastante claro que no quería volver a la consulta con esa doctora. Quizás, la mejor experiencia que he tenido en este aspecto ha sido recientemente en una de las unidades de prevención y diagnóstico de ITS que me encontré en mi barrio en Madrid. Cada año más o menos acudo al Centro Sanitario Sandoval para realizarme pruebas de ITS pero por primera vez decidí hacerme las que ofrecían en este servicio en la calle. Sin necesidad de tener que explicar yo mi situación particular me ofrecieron información sobre las posibles enfermedades de transmisión sexual que podrían tener un contagio más frecuente con hombres y con mujeres. Me hablaron de la vacuna de la Hepatitis A y los beneficios que tendría en mí al practicar sexo anal, uno de los canales de contagio más frecuente. Fue la primera vez que un profesional sanitario me habló de los rectángulos de látex. También me recomendaron una guía específica sobre relaciones sexuales entre mujeres que estaba a disposición de la ciudadanía de manera gratuita».
También Sofía admite que las veces que ha acudido a la ginecóloga no se ha sentido arropada ni informada. «Las únicas preguntas que me han hecho han sido si mantenía relaciones sexuales continuas con una única pareja sexual o si por el contrario eran esporádicas. En ese momento mantenía relaciones esporádicas y automáticamente me recomendó tomar la píldora anticonceptiva». «Con esto estaba presuponiendo que mantenía relaciones sexuales sólo con hombres y, además, me preocupó mucho que no se informara más allá de un posible embarazo no deseado y que no me informara sobre posibles ETS o cualquier otra cuestión. Por lo tanto, y con todo esto, el sistema sanitario no alberga la opción de las mujeres que mantenemos relaciones sexuales con otras mujeres. No se nos informa sobre los métodos de protección que debemos usar ni sobre cuestiones que nos atañe. Yo todo lo que sé sobre protección y sexo entre mujeres es porque me he interesado en saber y conocer los límites de mi sexualidad. Me siento impotente y a menudo rabiosa por que el movimiento por los derechos de la comunidad LGTBIQ sí que ha conseguido de cierto modo que las relaciones sexuales entre hombres tengan cubiertas las necesidades sanitarias, por así decirlo veo más concienciado al Sistema en esta cuestión que en la nuestra».
«Armarizada» es el término que utiliza Ana para expresar cómo se siente cuando va al ginecólogo. «En vez de preguntarte directamente si eres activa sexualmente, te preguntan si tienes novio. Y eso implica dos cosas: que se presupone que no puedes disfrutar de tu vida sexual si no tienes una relación monógama tradicional y que eres heterosexual, sí o sí. Con estas premisas no me apetece aclararle a mi médico mi realidad; no me siento segura. Cuando informo de que tengo relaciones con mujeres lo único que me dicen es si ella se hace las pruebas de ETS, así que me he ido informando por mi cuenta». La sexbloggerThais Duthie siente que sus experiencias siempre han sido negativas «sufro dismenorrea y la única solución que me dan son los anticonceptivos. Y yo, que teniendo sexo con una mujer no voy a quedarme embarazada, considero que no es una solución real. Pero insisten mucho en que los tome… y a mí todavía me enfada más pensar que hemos viajado a la Luna, pero no hemos podido tomarnos un tiempo para investigar los dolores menstruales de algo cotidiano, que nos afecta a todas las mujeres en mayor o menor medida». «Todo lo que sé sobre métodos de protección lo he aprendido por mi cuenta. Es difícil encontrar la información y ciertos profesionales no tienen ni idea. Ninguno de mis ginecólogos me ha hablado de esto, tan solo preguntan por embarazos».
Pero no es solo la poca información recibida lo que nos hace sentirnos así, a veces las consultas se convierten en una situación violenta y desagradable, como le ocurrió a Ana, «tuve una situación incómoda con una médica de familia que me dijo algo así como si no hay penetración, no hay sexo, por tanto no hay riesgo de transmisión. A Laura su médico le dijo que por ser una niña bien seguramente no tendría nada. Para evitar estas situaciones, «cuando era más joven optábamos por donar sangre y así nos llegaba a casa una carta o un mensaje al móvil donde con total intimidad confirmábamos si padecíamos alguna de las ETS que ellos comprueban tras la donación» recuerda.
Comparto completamente el sentimiento de Sofía cuando dice que se siente impotente, como mujer bisexual y feminista, «veo que todavía no se concibe que una mujer no tenga relaciones falocéntricas o que pueda tener con hombres y mujeres».
Somos invisibles premeditadamente porque el sexo entre mujeres, es sexo sin función reproductora y sin penetración no interesa. Necesitamos información porque el contagio entre mujeres existe y va mucho más allá de las ETS y embarazos no deseados, el condón y la píldora anticonceptiva no es la única barrera que se puede usar para evitar contagios.
El rojo es el color de la lujuria, de la pasión, del deseo, del amor y del sexo. Es el tono de lo prohibido, de lo sexual, de lo excitante, del tabú, del delirio… Por eso ha sido elegido por Suiza como el punto en el que comienzan los Garajes del Sexo.
No es una noticia de última hora, pero sigue siendo impactante cómo se trata la prostitución en Europa. Es curiosa la comparación que se puede hacer al hablar de sexo por dinero en unos países y en otros. Por ejemplo en Holanda, concretamente en Amsterdam, como todos/as sabemos, hay un barrio estipulado en el que toda persona que tenga como oficio la prostitución puede trabajar. Hay locales preparados para ello y ventanas en las que se exponen como productos a consumir. En este caso estas calles del Barrio Rojo de Amsterdam no están restringidas a un solo público, son calles por las que transitan los turistas, los ciudadanos y todo aquel que quiera curiosear o simplemente pasear. Además es un barrio lleno de servicios y con tiendas muy interesantes, eso sí, la mayoría relacionadas con el sexo.
Pues en Suiza el planteamiento es algo parecido pero con notables diferencias. A través de los medios de comunicación hemos podido leer que la zona donde se sitúan estos locales es un lugar apartado del centro. Una zona industrial que se señalizará con un paraguas rojo para saber cuándo empieza.
A la calle del deseo solo se puede acudir solo, en coche y en un horario de siete de la tarde a cinco de la mañana. El lugar será así como una fiesta, adornado con luces y guirnaldas, para que sea más acogedor… Los clientes podrán negociar los servicios y pasar a disfrutar de ellos. El punto positivo es que la seguridad para las trabajadoras estará más controlada por si surge algún incidente. Tendrán atención sanitaria y lugares donde descansar. La higiene, que es muy importante en la sexualidad, también está más cubierta. De todos modos, seguirá estando permitida la prostitución en la calle en determinadas zonas de la ciudad.
La prostitución en Suiza es legal y esta medida se ha tomado tras la revisión de la ley. Sin embargo, en España no es ilegal pero no tiene una postura definida dentro del marco legislativo.
De todos modos lo que yo me planteo con esta medida es que está muy bien que las prostitutas estén atendidas y se tomen medidas para que sufran menos agresiones, pero ¿llevando el oficio lo más lejos posible del público no se pretende invisibilizar? Que sea menos notable la presencia en la calle, que se haga a horas clandestinas y que siga siendo algo gris a pesar de estar marcado por un color tan fuerte y poderoso como el rojo.