
El sexo oral es una de las prácticas más íntimas a la vez que placenteras. Debería estar presente en todas nuestras vidas sexuales pero a veces no nos atrevemos a realizarlo porque no estamos seguros/as de si lo haremos bien o de si a nuestra pareja le agradará. Pues aquí os dejo unos consejos de como practicar un buen cunnilingus para ella y como hacer que él se derrita en nuestra boca.
La boca se utiliza constantemente cuando nos relacionamos sexualmente con otra persona, desde los besos hasta la caricia con los labios sobre la piel del otro u otra. Pues para no romper con esta tradición podemos seguir usándola hasta producirnos un gran placer. Pero lo que merece una especial atención es la lengua, a veces olvidada pero tan presente a la vez, y es que… esa pequeña parte húmeda de nuestros cuerpos puede ser una herramienta estupenda para una buena sesión de sexo.
Para que tu lengua o la de tu compañero/a te produzca un placer extremo hay que saber utilizarla bien.
Para ella
Primero debemos tener una posición cómoda. Podemos empezar estimulando el clítoris, para pasar a usar la boca y juntar labios y labios y después empezar a oir gemidos de placer.
Algunas ideas son:
– De rodillas con la cabeza de la otra persona entre sus piernas. Que la boca quede justo a la altura de la vulva.
– Acomódate en el extremo de la cama y deja colgar las piernas. Nuestra pareja deberá ponerse de rodillas en el suelo y situar su cabeza entre las piernas. Aquí es aconsejable ayudarse de cojines para elevar la pelvis de ella y para que el que está en el suelo no se haga daño en las rodillas.
– La clásica postura del 69 y una variación de la misma. Poniéndose de lado las cabezas se apoyan en los muslos de la pareja. Aquí hay que tener cuidado para estar cómodos, la cabeza apoyada en la pierna pero a la vez que la otra pierna no recaiga sobre el que está lamiendo para que esté agusto. Puede hacerse mutuamente o si perdemos la concentración primero uno y luego el otro. Si se hace por separado, se puede tumbar de lado, abrir las piernas y dejar que la cabeza del que chupa se situe entre ellas y mantener la otra hacia atrás para que no moleste.
– Y la más clásica es ella tumbada, abre las piernas y lista para la acción. Para ayudar podemos poner un cojín bajo la pelvis para elevar y sobre todo mirar como tenemos la cabeza de nuestra pareja entre las piernas, lo que dará un plus de morbo.
¡Ahora empezamos a practicar! una vez que nos hemos puesto y que estamos calientes una buena forma de no enfriarnos es utilizar la lengua para ir recorriendo el cuerpo poco a poco. Desde los besos por la cara, chupando los pezones, bajando por el ombligo y no… no vamos directamente a la vagina sino que merodeamos por la zona. Vamos de un lado a otro como vagabundos por unas tierras muy húmedas y calientes. Mordisqueamos y lamemos los muslos por la cara interior y vamos acercándonos a la vagina. Nos encontramos los labios mayores, los acariciamos con la boca, podemos besarlos incluso meternoslos en la boca para que se exciten más, la sangre fluya por sus genitales y lubrique. Accedemos a los labios menores y les mostramos la puntita de la lengua. Se la pasamos de arriba a abajo, muy despacio al principio. El ritmo es crucial para ir estimulando ya que el clítoris es una parte muy sensible y no podemos atacarle directamente porque puede que no esté todavía preparado. Por ello, vamos andando alrededor para ver como se hincha como lubrica la vulva y nos va pidiendo más. Rodéalo con la lengua alrededor de los surcos del capuchón del clítoris. Roza la parte que separa el clítoris de los labios menores.
Y ahora que está preparado podemos pasar a él. Chúpalo, lámelo, rózalo, tócalo, el ritmo lo marca ella. Puede gustarle suave o fuerte y preciso. Tendrás que adaptarte a lo que pida. Puedes excitarlo aun más absorbiendo un poquito, con cuidado porque puede hacer daño si lo hacemos demasiado fuerte. Para completar el placer podemos ayudarnos de algún juguete o el dedo e introducirlo para estimularla doblemente. La presión de la lengua sobre el clítoris puede ir variando, si vemos que va a tener un orgasmo podemos aumentar la presión y mantener el movimiento hasta que acabe.
Para él.
Para ellos el sexo oral puede llegar a convertirse en una fantasía. Es algo que siempre se ha atribuido a los hombres como uno de sus más fervientes deseos. Ya ha quedado claro antes que para las mujeres también es muy satisfactorio y que nos encanta ver la cabeza de nuestra pareja entre nuestras piernas. Pero para compensar la balanza ¿qué podemos hacerle a él?
Las posturas que podemos realizar son:
– Tumbado y ponerse junto a él de la forma más cómoda.
– De pie y la otra persona de rodillas hasta estar a la altura de sus genitales.
– Sentado en el sofá o en el borde de cualquier superficie y agacharte sobre su pene erecto o ponerlo erecto.
Para empezar podemos tocar un poco con las manos, partimos desde el punto en el que la pareja está caliente. Así que para seguir podemos avanzar un poquito con las manos. Tocar suavemente de arriba a abajo. Tocar todos los genitales, tocarle un poquito y muy despacio su punto P (el situado entre el final del escroto y el ano). Acariciar, rozar y manosear su pene entre las manos.
Ahora, teniendo cuidado con los dientes, podemos empezar a pasar la lengua por todo el tronco del pene. Primero como si chupáramos una piruleta. Podemos centrarnos un poco en los testículos, succionarlos suavemente y darles unos golpecitos con la punta de la lengua. Eso hará que se excite todavía más.
Luegos nos centramos en el glande que podemos chupar con movimientos circulares. De abajo a arriba como si se fuera a caer. Tocando la punta de la lengua con la punta de su pene. Y a la vez podemos ayudarnos con las manos en el resto. Si nos atrevemos podemos pasarle una bala vibradora por el resto del pene mientras estamos ocupados/as en su puntita. Así el placer será completo.
Si quieres innovar y hacerle sentir algo nuevo, sujeta su glande con los labios, que no se escape. Y con la lengua haz movimientos giratorios. Y en este momento tambíen puedes acudir al punto P de antes. La estimulación será máxima.
Para que no se comvierta en algo monótono, el ritmo debe variar, así como la técnica. No te quedes en la misma parte con el mismo movimiento, sino que combinalos y varialos y cuando veas que está a punto mantente ahí.
El sexo oral es muy satisfactorio y realmente placentero. Puede relizarse como una práctica aislada que nos lleve al orgasmo o como parte del juego. Los escenarios pueden variar, puede realizarse en cualquier parte de la casa y así podremos ponerle más morbo al momento. Hazlo donde se te ocurra y de forma espontánea y se convertirá en un momento especial. Atrévete y no dejes de practicarlo para ir mejorando la técnica.
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